¡¡Hola zampones!! Este fin de semana ha sido glorioso de principio a fin (gastronómicamente hablando, claro).
Cuando comencé mi rotación en Cardiología rápidamente me di cuenta entre paciente y paciente, informe e informe, que
había alguien que disfrutaba de la comida tanto o más que yo, el Dr. Virgós. Pocos días pasaban sin que él me diera una suculenta recomendación o que yo le aconsejara algún que otro local. La sorpresa vino al finalizar mi estancia en dicho Servicio, una proposición indecente se me ofreció y no podía dejar pasar la oportunidad... "
Todos los años nos reunimos unos amigos del buen comer y de la lamprea y nos damos un homenaje en el Chef Rivera, ¿Te apetecería venir?" Y yo... que soy de los que si no me gusta una cosa la pruebo y la pruebo hasta la saciedad, tenía que decir que sí. La lamprea nunca me había llamado la atención, quizá por la clásica receta de mi abuela o quizá por mi corta edad cuando la había probado, todo esto añadido al horrendo (si se me permite la palabra) aspecto del animal.